Las terapias con células madre están emergiendo como una opción prometedora para el tratamiento de diversas enfermedades autoinmunes, gracias a su capacidad para modular el sistema inmunológico y reparar tejidos dañados. En condiciones como la esclerosis múltiple, el lupus, la artritis reumatoide, la enfermedad de Crohn, la diabetes tipo 1, la esclerosis sistémica y el síndrome de Sjögren, las células madre —principalmente las mesenquimales y hematopoyéticas— han demostrado en estudios clínicos su potencial para reducir la inflamación, disminuir los síntomas, mejorar la función de órganos afectados e incluso inducir remisión en algunos casos. Aunque muchos de estos tratamientos aún se encuentran en fase experimental o en ensayos clínicos, los resultados iniciales son alentadores y marcan un camino hacia terapias regenerativas más efectivas y personalizadas para pacientes que no responden bien a los tratamientos convencionales.